¿Qué es el síndrome de burnout laboral?
¿Alguna vez has oído hablar del burnout laboral? El burnout se ha convertido en un tema de alta importancia en los últimos años. “En el año 2000, la Organización Mundial de la Salud lo declaró como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso poner en riesgo la vida” (Morales, Lachiner, & Murillo, 2015).
Pero… ¿Qué es el burnout laboral?
El burnout, o también conocido como el síndrome de desgaste profesional, es la respuesta inadecuada que tiene un colaborador cuando percibe estrés laboral crónico. Generalmente, se desarrolla cuando se percibe una diferencia entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral.
Existen dos tipos de burnout: activo y pasivo, el activo se caracteriza cuando el colaborador es capaz de expresar sus sentimientos, necesidades y pensamientos, usualmente muestra una actitud asertiva y trata de buscar soluciones. Por otro lado, el burnout pasivo, se caracteriza por manifestar sentimientos de apatía y mantiene una actitud pesimista y negativa.
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¿Cómo puedo detectarlo?
El burnout es más que el estrés, es una forma desadaptativa de reacción ante el mismo. “A diferencia del estrés, este síndrome se da en un contexto laboral y lleva asociados una serie de síntomas específicos: el cansancio emocional, la despersonalización o frialdad afectiva y la reducción de eficacia laboral” (Dra. Fernández, 2019).
Algunos de sus principales síntomas son:
- Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia.
- Baja autoestima.
- Poca realización personal.
- Taquicardia.
- Insomnio.
- Bajo rendimiento.
- Comunicación deficiente.
Fases del burnout laboral
Actualmente, existen 5 fases antes de llegar al síndrome de desgaste profesional.
La fase inicial o de entusiasmo es cuando el colaborador acaba de ocupar un nuevo puesto de trabajo, por lo que sus expectativas son elevadas y positivas. Como siguiente fase, se presenta el estancamiento, donde la persona comienza a sentirse atrapada y se da cuenta de que algunas de sus expectativas no se han cumplido. En esta fase puede empezar síntomas físicos como, dolores de cabeza y estómago.
En la tercera fase, aparece la frustración, debido a que el colaborador no encuentra sentido, ni propósito a su trabajo. Sus expectativas bajan, mientras su agotamiento emocional aumenta. Este agotamiento extremo se convierte en apatía (fase cuarta), donde el profesional comienza a distanciarse de lo laboral, disminuyendo su desempeño y mostrando una actitud de irritabilidad.
Como última fase, se llega a la fase de quemado, donde la persona experimenta un colapso emocional que tiene consecuencias directas en la salud, el trabajo y vida social, llevando a la persona a presentar ansiedad y/o depresión.
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¿Cómo puedo prevenirlo?
Existen diversas estrategias para el afrontamiento del estrés, algunas de ellas son:
- Técnicas de reestructuración cognitiva: aprender a rebatir los pensamientos negativos y cambiarlos por otros más racionales.
- Técnicas de respiración o de mindfulness.
- Técnicas de habilidades sociales: dirigidas a potenciar comportamientos eficaces de interacción social.
- Técnicas de resolución de problemas: estrategias útiles para buscar respuestas rápidas y racionales ante los problemas reales que se nos puedan presentar (Dra. Fernández, 2019).
Si bien el estrés y el agotamiento emocional no es una justificación por un trato deshumanizado, sí explica el surgimiento de la dificultad de los colaboradores para empatizar con otros. Es por esto, que se debe estar alerta al presentar alguno de los síntomas mencionados con anterioridad.
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Fuentes: Asepeyo, Cuidateplus y Scielo.