Liderazgo efectivo: Impulsando el éxito en las empresas
El liderazgo es una habilidad esencial en cualquier organización, pero a menudo se confunde con el mero ejercicio del poder. Basado en las ideas del libro Empieza con el porqué: Cómo los grandes líderes motivan a actuar de Simon Sinek, en este artículo exploraremos la profunda distinción entre jefes y líderes, enfatizando cómo aquellos que inspiran y motivan a sus equipos pueden generar un impacto duradero.
Existen dos tipos de figuras en el ámbito laboral: los jefes y los líderes. Los jefes ocupan posiciones de poder e influencia, mientras que los líderes son aquellos que nos inspiran y motivan. Ya sean individuos o instituciones, seguimos a los líderes no porque tengamos que hacerlo, sino porque realmente queremos. Lo hacemos por nosotros mismos, no por ellos.
Si contratas a personas solo por su capacidad para realizar un trabajo, estas trabajarán únicamente por su salario. En cambio, si contratas a quienes creen en lo que tú crees, se entregarán a la causa con sangre, sudor y lágrimas.
Para ser un gran líder, es fundamental tratar a todos con respeto en todo momento. Primero, porque nunca sabes cuándo podrías necesitar ayuda; segundo, porque demostrar respeto es un signo de liderazgo genuino. Cuanto más inspires a otros, más inspiración recibirás a cambio.
Sé el líder que siempre deseaste tener. Hay dos maneras de influir en el comportamiento humano: manipular o inspirar. Los grandes líderes no necesitan recurrir a la manipulación; su confianza y humildad son su verdadera fortaleza.
Qué es “El Círculo Dorado” de Simon Sinek y cómo podemos usarlo
Los grandes líderes y organizaciones tienen la habilidad de ver lo que la mayoría no puede. Nos ofrecen cosas que nunca pensaríamos en pedir. La historia ha demostrado que las empresas más exitosas no lo son solo por su capital, su mercado o su apoyo mediático, sino porque operan basadas en significados y creencias que inspiran a las personas.
La gente no compra lo que uno hace; compra el porqué uno lo hace. – Simon Sinek
Tanto el 100% de los clientes como el 100% de los empleados son personas, lo que significa que comprender a las personas es fundamental para entender el negocio. La efectividad del círculo dorado no es la opinión de Sinek; se fundamenta en la biología, ya que el cerebro humano se divide en tres secciones que se correlacionan con este modelo. Así, al comprender cómo funciona el cerebro y cómo se toman decisiones, podemos aplicar el círculo dorado de manera más efectiva para conectar con las personas en el ámbito empresarial.
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El círculo dorado = Las tres secciones del cerebro
- Neocórtex: Relacionado con el “¿Qué?”. Este es el área responsable de los pensamientos racionales, analíticos y del lenguaje.
- Cerebro límbico: Se relaciona con el “¿Cómo?”, y el “¿Por qué?”. Esta parte se encarga de nuestros sentimientos, como la felicidad, la confianza y la lealtad. Es clave en la toma de decisiones, aunque carece de habilidades lingüísticas.
- Cerebro reptiliano: Se ocupa de las funciones más básicas y primitivas, como respirar y alimentarse.
Es fundamental entender que, aunque presentemos mensajes cargados de cifras y beneficios al neocórtex, esto no generará acción. El verdadero impulso proviene de un mensaje que resuene con el cerebro límbico.
Sinek expresa que para vender tenemos que hacer mensajes “desde adentro del círculo dorado hacia afuera”. Porque le hablaremos a la parte del cerebro que tomará la decisión (límbico) y después esta decisión será validada a través de la parte racional (neocórtex).
El círculo dorado
- ¿Por qué? (El propósito): Se refiere a los motivos detrás de nuestras acciones, un propósito que inspira y conecta emocionalmente con aquellos que comparten nuestras creencias. Tristemente, muchas empresas no conocen su “por qué” más allá de hacer dinero.
- ¿Cómo? (El proceso): Esta parte describe cómo satisfacemos las necesidades de nuestros consumidores mediante productos o servicios. Se trata de acciones específicas que apoyan nuestro “por qué”.
- ¿Qué? (Resultado): Este es el resultado del proceso: el producto o servicio que ofrecemos. Es la parte más básica y, aunque sencilla, no debe ser subestimada.
Si comprendemos que la gente responde al “por qué” de nuestras acciones y aprendemos a construir mensajes en torno a esto, generaremos decisiones instintivas y fomentaremos la lealtad hacia la marca. Es mucho más fácil establecer un vínculo emocional que racional. El discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King Jr. no habría tenido el mismo impacto si se hubiera titulado “Tengo un plan”.
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La nueva competencia
Si sigues tu “por qué”, entonces los demás te seguirán.
Reflexiona sobre cómo se desarrolla la actividad comercial: siempre competimos, intentando ser mejores que otros en calidad, funcionalidades y servicios. Pero, ¿qué pasaría si, en lugar de eso, nos enfocáramos en ser mejores que nosotros mismos?
Imagina que todos los días trabajamos para mejorar en comparación con la semana anterior, con el único objetivo de dejar nuestra organización en una mejor situación que la que encontramos.
El objetivo no es hacer negocios con todos los que necesitan lo que ofreces, el objetivo es hacer negocios con quienes creen en lo que tú crees. – Simon Sinek.
La verdadera meta no es simplemente hacer negocios con todos aquellos que necesitan lo que ofreces; la verdadera meta es conectar con las personas que comparten tus creencias. No hay nada más gratificante que despertar cada mañana con una comprensión clara de tu «por qué» y la motivación para inspirar a otros a hacer lo que les apasiona. Esto se vuelve aún más sencillo cuando te rodeas de personas increíbles que te motivan a seguir adelante.
Al final, buscamos construir un equipo que trabaje codo a codo para alcanzar un objetivo común. Imagina si todas las organizaciones comenzaran con el «por qué»: las decisiones serían más claras, la lealtad aumentaría y la confianza se convertiría en la norma. Si nuestros líderes priorizaran este enfoque, el optimismo florecería y la innovación se dispararía. Sin importar el tamaño de la organización, el sector o el producto, si todos asumimos la responsabilidad de comenzar con el «por qué» y motivamos a otros a hacer lo mismo, juntos, podemos cambiar el mundo.
¡Y eso, sin duda, es una gran motivación!