Entrepreneurship, intrapreneurship y otros demonios
Así como en la novela de García Márquez Del Amor y Otros Demonios, en la que la pequeña Sierva María de Todos los Ángeles es diagnosticada con rabia, una enfermedad sin cura, el emprendimiento también es como un virus que, una vez manifestado, ya no permite al portador llevar una vida “normal”. A veces, el emprendedor es llamado loco y casi siempre termina transmitiéndolo a otras personas.
El contacto con esta “enfermedad” puede ocurrir en distintas etapas de la vida. Algunos lo presencian en la infancia, otros llegan a contagiarse en el trabajo o en su vida cotidiana; pero una cosa es cierta, los efectos no siempre se manifiestan. Así como con los virus, el emprendimiento se puede quedar “dormido” en nuestro organismo, haciendo parte de nuestro código genético y esperando el incentivo correcto para “despertar”.
Está bien, quizá esta no sea la mejor metáfora para hablar de emprendimiento, pero les pondré en contexto. Mi contagio se dio cuando aún era un niño. Mi mamá fue la responsable de darme el ejemplo. Cocinera y repostera de primera, ella siempre buscó la manera de complementar los ingresos de la familia haciendo pasteles, postres, comidas, cenas y todo lo que su imaginación pudiera crear. Mi mamá, a su vez, lo aprendió de mi abuela, campesina, madre de ocho hijos y siempre dispuesta a tomar un trabajo, ya fuera haciendo el aseo, cuidando niños o cocinando algo rico.
Una historia común de personas motivadas por las necesidades, responsabilidades y el sentimiento de hacer que las cosas cambiaran para mejor.
The entrepreneur always searches for change, responds to it, and exploits it as an opportunity.
– Peter Drucker
Cargar el vector del emprendimiento me llevó a co-crear una agencia digital a los 19 y colaborar en muchos proyectos internos y externos. Unos tuvieron más éxito que otros, pero con el tiempo me di cuenta de que faltaba algo. Sobraban ganas, pero faltaban herramientas, experiencia, conocimiento y un ambiente propicio para que el virus creciera.
Cuando llegué a icorp, una empresa en plena expansión y crecimiento, pasando por muchos cambios y, sobre todo, llena de oportunidades, me quedó claro que había encontrado el hábitat ideal para desarrollarme. Pero surgía ahora una importante pregunta: ¿cómo ser emprendedor dentro de una organización ya conformada y con sus productos y servicios diseñados para un cliente en específico? ¿Cómo hacer que el negocio se atreviera a permitir la búsqueda de cambios y algo nuevo? La respuesta: innovación y el intrapreneurship.
Las organizaciones, más que nunca en la historia, necesitan innovar. En los últimos años, todas las industrias están “sufriendo” con la disrupción. La tecnología ha creado posibilidades ilimitadas y nuevos negocios surgen a cada día. La supervivencia de una empresa ya no depende de qué tan hábil y visionarios sean sus directores.
When your best people want to start a new venture, let them do it – right where they are.
– Gifford Pinchot
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En 1985, cuando Gifford Pinchot publicó su libro titulado Intrapreneuring, ya se hablaba mucho de la necesidad de innovar, y la solución, según Gifford, era fomentar la creatividad y libertad dentro de las compañías. Gifford presenta cuatro definiciones para intrapreneur:
- Intrapreneurs are employees who do for corporate innovation what an entrepreneur does for his or her start-up.
- Intrapreneurs are the dreamers that do.
- Intrapreneurs are self-appointed general managers of a new idea.
- Intrapreneurs are drivers of change to make business a force for good.
En los últimos años, icorp ha promovido la innovación y el intrapreneuring. Campañas como #MakeThingsHappen (“dreamers that do”), #EmpoweringBusinessGrowth (“driver of change to make business a force of good”) y, este año, #CulturalShift (“self-appointed general managers of a new idea”), que busca la transformación de nuestra cultura a través de la consciencia, son ejemplos de la materialización de una visión que pretende empoderar a los colaboradores, desarrollar su sentido de propósito y desbloquear así el potencial de cada persona.
Este cambio cultural y de visión no es fácil de lograr. Toda la organización necesita modificarse. Los directivos y mandos medios deben impulsar y crear un ambiente favorable para la innovación y el desarrollo de nuevas ideas. Los colaboradores ya no pueden esperar que sus jefes les digan qué y cómo hacer las cosas. Deben seguir sus sueños, conocer sus propósitos y buscar un desarrollo apasionado que alinee su filosofía personal con la organizacional. Es un gran reto que tiene el poder de transformar a las empresas y sus colaboradores en una fuente de desarrollo y aprendizaje, lo que puede llevar a resultados inimaginables.
Atrévete y convierte a ti y a tu empresa en centros de innovación e intrapreneurship.
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