Competencias y habilidades blandas: ¿por qué son importantes?
¿Alguna vez has escuchado frases como: “nosotros hacemos entrevistas por competencias”, o “le falta desarrollar las habilidades blandas necesarias para el puesto”? Si te sentiste confundido cuando las escuchaste, déjame decirte que a mí también me pasaba, y es por esto quiero acompañarte en este artículo para tener una mayor claridad sobre el tema.
Primero, definamos:
Una competencia es el conjunto de capacidades (conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones) que ayudan a que las personas logren algo. Nos lleva a aplicar un aprendizaje en un contexto determinado, logrando así que el desempeño en el trabajo sea excelente.
Por otro lado, las soft skills, o habilidades blandas, son los atributos personales que habilitan a una persona para interactuar efectivamente y de manera armoniosa con otras. Las habilidades blandas son entonces un tipo de competencia interpersonal.
Competencias
Los líderes, necesitan desarrollar estos tipos de competencias:
- Técnicas. Conocimientos relacionados al proceso con el que trabaja el individuo, es decir, si trabajas en talent management, debes conocer a profundidad las técnicas de reclutamiento; o si trabajas en un Service Desk, debes conocer los procedimientos para brindar atención y resolver incidentes; o si eres director comercial, debes dominar estrategias de ventas y cumplimiento de cuotas. Cuando entramos a trabajar a una empresa, debemos tener desarrolladas las competencias técnicas básicas para poder operar el puesto; sin embargo, las posiciones formales de liderazgo van un poco más allá, buscando de igual manera las competencias directivas.
2. Directivas. Estas se dividen en tres:
- Estratégicas: capacidad para la fijación de cursos de acción para alcanzar objetivos, así como la relación con el entorno externo de la empresa; por ejemplo, planeación estratégica, determinación de objetivos, gestión de riesgos, innovación, etc.
- Intratégicas: las acciones que tienen que ver con la organización y las personas que trabajan dentro de ella; por ejemplo, capacidad organizacional, desarrollo de planes de carrera, optimización de procesos, perspicacia, etc.
- De eficacia personal: los hábitos básicos para el propio liderazgo personal, capacidad imprescindible para dirigir a otras personas.
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Aquí entran las seis habilidades suaves de oro:
- Liderazgo: capacidad de supervisar y desarrollar equipos, motivar y disciplinar colaboradores, desarrollar relaciones efectivas entre diferentes niveles organizacionales y departamentos, solución de conflictos, y desarrollo de la cultura organizacional.
- Trabajo en equipo: desarrollo y gestión de equipos empoderados y de alto desempeño.
- Comunicación efectiva: incluye cinco componentes: comunicación verbal, que se refiere a transmitir mensajes claros y contundentes; comunicación no verbal, lenguaje corporal y expresiones faciales; escucha efectiva, entender los mensajes transmitidos; comunicación escrita, claridad en mensajes, correos, reportes, etc.; y comunicación visual, que es la habilidad de transmitir mensajes efectivos con apoyo visuales o audiovisuales.
- Solución de problemas: más que “apagar incendios”, se refiere a la habilidad de detectar causas raíz, resolverlas, análisis de lecciones aprendidas, y habilitar a los equipos para que puedan hacer lo mismo.
- Resiliencia: capacidad de detectar, adaptarse y explotar cambios.
- Inteligencia emocional: es la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales de uno mismo y de los demás. Inteligencia emocional no significa ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas. Sin esta capacidad es muy difícil lograr las anteriores.
¡Esto es todo por hoy! Espero que estos conceptos te hayan quedado más claros, y que este artículo te haya servido para detectar qué capacidades tienes desarrolladas y cuáles te faltan por hacerlo.